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Lovis Corinth |
Os hablo de un axioma poco claro. Un prostíbulo de mañanas incipientes. Un aire de derroches cabreados en cabellos caldeados. Un vaivén espectro de primarios actos migratorios. Un ocaso aludiendo al eclipsado vientre torno al temple. Dibujando estratagemas, se posa el dios sobre la diosa. Alguien en el puro limbo inocuo de la palabra, nadie. En estrategias inoxidables de sin razón acústica, en cadenas de ADN presuntamente extraterrestre se toca el genoma humano del ambiente. Trazando paralelas, se introduce diosa en clave bélica. Nadie en el puro edén del crónico satén, alguien. En caricias consulares de mermadas plásticas murallas. En condición de híbrido entre muerdo y rasgo de prósperos venenos.
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máscaras inertes.