lunes, 8 de junio de 2015

Oyes.
Los labios morder la cal que embadurna la llamada del viento.Me sumerjo tan adentro que el viento ha hecho mueca en mi vientre tenso. Ardúo y fructífero porvenir que hechizaron mis ancestros para mí. Las llamadas: ¿Oígo otras razas? Son muertes seguras o incrédulas aventuras. Mi abstracción da igual, no soy de ordenar el tiempo, ni allá ni aquí donde se entone la glándula pineal. Si viaje, o viajo sin razón no importa. Mi neurona va al son del descubrimiento, de la desazón, del picoteo y el lenguaje, sobrio en mis adentros. Traspaso la maravillosa ciudad en la que me postré cual estatua. Sin ser, ni vuelo ni caminar. Observadora de miradas rutinarias, en la misma ''hora'' y la misma ''zona'', puesto que el espacio y el tiempo no existe. Alcanzo mi mano, una manzana viene del otro lado. La muerdo, un toro viene hacia mi epitafio. No soy Clotilde la loca ni la zarigüeya. No soy María la de los palotes ni un caballito de mar. No existimos ni venimos. Somos en una vía andante loca donde todos los nombres suenan de forma dispar y las manos se tocan para crear. Somos un sentido de otro sentido y ante viceversa creación me maravillo. Dependientes de lo que dependen los que no dependen y dependen.


viernes, 9 de enero de 2015

Atada con las manos en la espalda sujetando unas cadenas,
viendo cómo diantres amanece la calamidad que me postra ante el aire.
La ley de la gravedad ha muerto y hoy observo un biónico homicidio.
Las leyes de la física van decayendo, y con ellas mi psique ya perdida.
En el universo del caos y el tártaro con la engendrada madre tierra.
Una subordinación de sentidos ante un principio de entidad corpórea
Nix y Hemera corren por las entrañas del átomo naciente.
Siendo yo, convertida en neón a su alrededor.
Busco que te busco un astro incluso con 
más iluminación que la que se me otorgó. 

lunes, 5 de enero de 2015

Nota de falsa consciencia

Yo, mitad y mitad desde el polvo,

Quiero aullar a las pieles que se despojan de mi esencia. Y dar lametones a las vísceras que opacas se muestran por el cristal. Al otro lado, un mirón en
la ventana, y para colmo estoy impartiendo en la desnudez de mi conciencia. Y estoy siendo dos y el mirón lo ha descubierto. Ahora, es el cómplice de mis raíces y galaxias, y aparece como un ruiseñor maquillado con betún y rebeldía en cada movimiento que esbozo para que nadie vea. Pero siempre está ahí, y siempre quiero intentar hablarle pero mi mente siempre pretende dividirse en dos, y en el momento de la división se va a pique.
Como un barco que cae, pero desde el universo al espacio más profundo de la unidad terrestre. Y así es todo, y no hay más explicación, y todo se va a la mierda, al desazón y la condición de perdedor, porque caigo y caemos y volteamos las mareas sísmicas que forjaron el corazón de hierro. Y el mirón y yo desde un lado y otro a la incoherencia caemos en la cuenta de las veces que cayeron todas las razas y las veces que seguirán cayendo. Porque mibucle no es el único bucle que ha bucleado esta ciudad bucleada.

Y nadie sabe nada
porque ellos no saben nada
y las manos tampoco supieron nada
cuando trazaron el mapa de ¿cómo volver a caer? a pique una y otra vez. Y el sol aparece y se deshace porque cae el cielo a un lugar que quién sabrá a donde va, y el árbol habla desde la otra punta aunque nadie esté escuchándolo, y todo cae y cae y cae, y llueve sangre, otra vez y otra vez, y se puntan los pelos, y antes de volver a caer salen disparados hacia el universo como un imán hipersónico. Y explotamos, explotamos, explotamos. yestallamos, y estallamos, y estallamos, y detonamos, y detonamos, y detonamos, y reventamos y reventamos y reventamos. 


Soy yo, consciencia uno ha muerto.
Era ella, consciencia dos ha muerto.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Pilares

Cuando siento en un pletórico reencuentro con lo que almaceno,
ya ni pienso ni convenzo a mi manera lo que andaba diciendo.
Porque me encuentro de lleno con la ausencia de miles de pilares que nunca se forjaron y que creí forjados porque en sueños aparecieron de relleno. Y mi holocausto se hace eco, que aparece como una actuación de teatro donde el hombre desquiciado, golpeado y manoseado por su propia mentalidad debe sentir como se le va desquebrajando su cuerpo. Y aparece en escena miles de candelabros que con la luz del fuego van conformando la actuación, donde se ve la imagen de un tío horripilante, envuelto de magulladuras y voces sangrientas, escupiendo en cada grito de desesperación, por un asco profundo hacia su persona y su situación. Caracterizado de forma cómica, agobiante e histérica. Pero sabemos que el espectador nunca va a querer ponerse en su lugar, su mente puede intervenir por lo sentido, en ayuda. Pero al fin y al cabo, es solo una actuación. Y vemos como este hombre sujeto por cuerdas que cubren todo su cuerpo, grita apontocado en una silla, mientras su condición puede ser abducida dentro de la actuación por unos entes poco blancos y sagrados. Y conoce al hogar penuria. Donde miles de monstruos juegan a comerse, y todo el cuerpo de este hombre debe evacuarse por la sangre que lo recorre. Por la sangre que es suya al convertirse en uno de los monstruos de su mente. Por haber partido los cuatro pilares que sostenían su grandiosa silla al suelo, y haber caído en un pozo recubierto por pinchos y sensaciones estomacales, no gratamente recibidas.  

lunes, 4 de agosto de 2014

Y bajamos...y nos volcamos como un coloso en su derroque,
a la búsqueda de las cadenas que ayuden a sujetar su masa,
cadenas que también cayeron.
Cadenas que quizá nunca existieron,
y se las tomaron como el sumum ente de la salvación.
Entonces, quedamos en el aire suspendidos.
Sumidos en la flotación de los cuerpos,
un no respirar para aprender a volar,
algo que nunca conseguiremos.
La gravedad quizá fuere demasiado fuerte
para la constitución de nuestras mentes.
Y mantuvimos presente en el instante
el momento de expectación del tiempo.
Quisimos anticiparnos al hundimiento
de nuestras especies, nuestra cultura y nuestros oyentes.
Por ende, el buque ya no se sujeta
a ninguna roca de vacío
y a ningún nimbo de abismo.
Desapareció tras su caída,
y nosotros caímos enseguida.

Ahora solo queda el pulso
del sentimiento que acorrala
y la mente gran farsante
a la que todos quisimos halagar.