Divisamos rojos en el transeúnte de nuestras vidas.
Éstos se descuelgan como si cada febril monigote
cuscurreara a través de la niebla oxidada.
Los vernáculos de nuestra piel sondean crines
elegantes desesperadas por constatar un estruendo
de libertad combinada de pasión.
Ahora es el momento de precisar la respuesta en la que
se pierde y se gana.
Si giras y giras, por cuarta vez,
te adentrarás en la misma cornisa de tus pies.
Si giras y giras, por menos cuarta vez,
te adentrarás en la misma cornisa de tu nada.
Éstos se descuelgan como si cada febril monigote
cuscurreara a través de la niebla oxidada.
Los vernáculos de nuestra piel sondean crines
elegantes desesperadas por constatar un estruendo
de libertad combinada de pasión.
Ahora es el momento de precisar la respuesta en la que
se pierde y se gana.
Si giras y giras, por cuarta vez,
te adentrarás en la misma cornisa de tus pies.
Si giras y giras, por menos cuarta vez,
te adentrarás en la misma cornisa de tu nada.
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máscaras inertes.