domingo, 16 de junio de 2013

Pez precocinado a lo estrambótico.

Estoy buceando. Surco terrenos lamentables, otros tantos son bastante claros. El fondo es tremendamente oscuro y las algas cosquillean mis nalgas. Hay animales a mi alrededor, pero no logro distinguirlos bien. Ellos me hablan mientras su boca expulsa aire de pulmón y concibe burbujas tan densas como la expiación de los ruiseñores. La similitud y contrariedad de colores avanzan hacia mí como si de una flecha fosforescente se tratara. Me atraviesa. Pronto descubro que soy uno más: Soy yo, un pez de color azul y amarillo, pero siseo. Avanzo con convicción hacia mundos terrenales cubiertos de lodo calcinado. Marcho en círculos, sigo avanzando: y recorro el mismo lugar concentrando mi atención al pensamiento de que esto nunca llegará a parar. Y ahora: otra sombra que se avalanza en mi camino, que me impide, me doblega, y me seduce.
Me preguntaría qué es, pero siempre ha estado ahí. Lo podría intuir en cada estado deplorable de mi vida, no obstante, preferiría que me informaran de ello. Con solo dos herramientas a mano se acerca a mí estimulando mi escrúpulo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

máscaras inertes.